domingo, 26 de enero de 2014

الليالي العربية

Nos amamos a través del silencio de los pliegues de nuestra piel. Nos conocemos en las suaves transpiraciones de nuestros ojos, de nuestros ronquidos a medias. Te extraño en tus contemplaciones azabache, en tus dedos perfilando la silueta de mis labios, en el olor de tu cuerpo. El amor, como cualquier otro sentimiento, es un estado de ánimo y el nuestro se hincha, flota como las burbujas que tanto te gustan, el nuestro es joven y contento. Me fuerzo a hablarte, a encontrar historias trepidantes que te gusten; tengo miedo de aburrirte.

Pero en lugar de eso me pierdo en la cadena de besos que rechinan y me pueden las ansias, me puede una pasión sin frenos que tengo ganas de manosear, masturbar, desparramarla entre gemidos de placer, hacerla llegar al orgasmo una y otra vez hasta los límites de su existencia.

Quiero agotarme en tí, contigo, en tu lengua que no entiendo, en nuestras frases de babel que tenemos que repetirnos mutuamente sin acabar de comprenderlas. Quiero faltarle el respeto al diálogo reemplazando las palabras por el alma. Quiero sentirte dentro, sentirte en mis manos enredadas en tu pelo, sentirte en mis pezones, en mi clítoris, en el grito de mi orgasmo. Quiero desbordarme de tu tacto.

Y ante tí me muestro, desnuda, sin ropas de fiesta, sin pintura en la cara, sin alajas. Me muestro en mi puro ser de recién levantada por la mañana y tú me abrazas. Nos hemos saltado la primera parte del protocolo de los romances, el actuar con mesura de opiniones, el mostrarse espléndido como nunca, el tanteo de la curiosidad. No lo hecho en falta. Ya te he pensado suficiente antes.

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