El invierno es frío, pero tan hermoso. El ambiente se carga de los olores del pan recién horneado, de la risa de los niños portando las linternas amarillas en celebración de San Martín, del sol que se filtra piadoso. Hay en este invierno una belleza que evoca las canciones de Sigfrido, los cuentos rusos infantiles, los paisajes de la Invernalia de "Canción de hielo y fuego". Y una melancolía silenciosa, nostálgica; apaciguadora. Y yo, que voy en la bici, detengo mis pensamientos en los senderos, en las tiendas con su té con ron, en la gente con sus largos abrigos paseando por el centro antiguo. Y extraño tanto caminar sola, perderme en los recodos, descubrir otros nuevos.
Hace frío y estoy feliz.
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